Jose R. desarrolla su rutina de conductor de taxi por las calles de Barcelona. Su vida sería igual a la de cualquier taxista de 52 años, de no ser porque los taxis que conduce son robados. Jose roba para poder trabajar. Cómo se puede llegar a una situación tan absurda? Se trata de un loco, o de un trabajador sin trabajo a quien la lógica del Sistema ha abocado sin remedio a semejante paradoja?
El sábado 22 de febrero, en la piluka, tendremos ocasión de hablar de ello, mientras picamos algo.
Deja una respuesta